LAS MERCEDES (DEL LIBRO CAMINO REAL)
JULIO DE ARMAS
PARTE 1
Las Mercedes del Guárico es un pueblo que nació de un jagüey. Sus primitivos pobladores buscaron el agua tras la huella del rebaño. Hombre y ganado se agruparon y crecieron en torno a un manantial. “La Atascosa Abajo”, mezcla de agua, tremedal y rumbo, fue su originario nombre de bautismo con la tierra y sus gentes. El agua corría de norte a sur en una planicie hundida y ligeramente en declive dentro del arco de colinas distantes. En un pequeño oasis de frescura, de casimba y de fronda, en un alto del viejo camino real entre dos antiguas fundaciones llaneras, los Hatos “Palacios” y “Belén”, el tiempo clavó el pueblo en el corazón de la tierra guariqueña.
Al norte los montes lejanos y los claros, de sabana, alternando con trechos oscuros de vegetación selvática. Por esta vía se cruzará más tarde, siguiendo picas y caminos de recuas, hacia los pueblos de Orituco, del Tuy y el valle de Caracas. Un cerco de bosques confundidos con el horizonte, se extiende hacia el este, señalando el curso del río Ma-. napire, y más allá, la enmarañada selva de Tamanaco. Al oeste y al sur, en la llanura sin límite, echan raíces los recios crujizales y el chaparral torcido.
Cinco palmas cruzadas en pentagrama y un rancho de rodillas sobre la tierra misma, denotan la presencia del hombre, rodeado de soledad y de silencio. El ordeño, la totu
ma, el tenedor y el rejo hacen la tarea. A ratos el ordeña dor y el becerrero pueblan de cantos y voces el ámbito llanero. Es punto de fundación de la antigua y extensa posesión “Las Guasduas”, de los hermano3 José Félix, Jo sé Nicolás, José del Rosario y de Rafaela Alvarez de Belisario, desmembración del gran latifundio colonial de “Be cerca de la quebrada del mismo nombre, “Belén”,leguas y leguas.
JULIO DE ARMAS
PARTE 1
Las Mercedes del Guárico es un pueblo que nació de un jagüey. Sus primitivos pobladores buscaron el agua tras la huella del rebaño. Hombre y ganado se agruparon y crecieron en torno a un manantial. “La Atascosa Abajo”, mezcla de agua, tremedal y rumbo, fue su originario nombre de bautismo con la tierra y sus gentes. El agua corría de norte a sur en una planicie hundida y ligeramente en declive dentro del arco de colinas distantes. En un pequeño oasis de frescura, de casimba y de fronda, en un alto del viejo camino real entre dos antiguas fundaciones llaneras, los Hatos “Palacios” y “Belén”, el tiempo clavó el pueblo en el corazón de la tierra guariqueña.
Al norte los montes lejanos y los claros, de sabana, alternando con trechos oscuros de vegetación selvática. Por esta vía se cruzará más tarde, siguiendo picas y caminos de recuas, hacia los pueblos de Orituco, del Tuy y el valle de Caracas. Un cerco de bosques confundidos con el horizonte, se extiende hacia el este, señalando el curso del río Ma-. napire, y más allá, la enmarañada selva de Tamanaco. Al oeste y al sur, en la llanura sin límite, echan raíces los recios crujizales y el chaparral torcido.
Cinco palmas cruzadas en pentagrama y un rancho de rodillas sobre la tierra misma, denotan la presencia del hombre, rodeado de soledad y de silencio. El ordeño, la totu
ma, el tenedor y el rejo hacen la tarea. A ratos el ordeña dor y el becerrero pueblan de cantos y voces el ámbito llanero. Es punto de fundación de la antigua y extensa posesión “Las Guasduas”, de los hermano3 José Félix, Jo sé Nicolás, José del Rosario y de Rafaela Alvarez de Belisario, desmembración del gran latifundio colonial de “Be cerca de la quebrada del mismo nombre, “Belén”,leguas y leguas.
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