LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA
LIBRO DE EDGARDO MALASPINA.




LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
2014

viernes, 18 de abril de 2025

PLATOS DE LA CUARESMA EN LAS MERCEDES DEL LLANO.

 

PLATOS DE LA CUARESMA EN LAS MERCEDES DEL LLANO.

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra.


 

 

 

1

El plato fundamental de la Semana Santa de nuestra infancia en Las Mercedes era el pastel de morrocoy que preparaba nuestra madre con especial esmero.

En el solar de la casa siempre teníamos morrocoyes de todos los tamaños. En la casa de papá, cerca de su negocio, había un criadero de morrocoyes, allí donde estaban unas gallinas ponedoras. Para nosotros el nacimiento de un morrocoy era un espectáculo mágico: verlos emerger de la tierra con sus frágiles revestimientos anatómicos era un verdadero acto mágico. Luego contábamos sus pintas y los volteábamos para determinar sus sexos por la forma de su caparazón en su parte interna.

2

Recuerdo que sacrificar un morrocoy era una tarea muy dura. Al tío Nemesio lo vimos en esas labores. Luego venía un señor, cuyo nombre no recuerdo, pero que para mis adentros llamaba “matamorrocoy”. Nosotros mismos, de alguna manera, éramos parte de la comitiva para matar al morrocoy.

3

Del pastel de morrocoy, donde se mezclan sabores dulces y salados, podemos decir lo mismo que decía Arturo Uslar Pietri sobre la hayaca: Sus condimentos son tan variados que es un compendio de historias y geografía. Cada componente fue traído de algún lugar remoto en un tramo cronológico determinado.

4

Los otros platillos eran verdaderas golosinas: arroz con leche y arroz con coco. La abuela Matilde le echaba papelón a estos manjares, y entonces adquirían un color amarillento. Se podían comer calientes, pero también fríos, como comíamos la mazamorra: por pedazos, como se comen las tortas.

5

El carato de maíz era la bebida de aquellos tiempos de Cuaresma. El carato que hacía la abuela Matilde se fermentaba, con el paso del tiempo; entonces adquiría característica de bebida alcohólica. Así, tal vez, preparaban la chicha nuestros indios para echarse los tragos en sus fiestas.

6

Luisa me ha recordado dos platillos. Los  buñuelos que hacía nuestra madre con yuca, y que al combinarse con jugo espeso de papelón, se tornaba deliciosamente dulce.

El dulce de ciruela colocado sobre el arroz con leche no tiene comparación en materia de gustos culinarios.

7

Natalia llegó a preparar comidas típicas de Semana Santa con babo, al que todo el tiempo llamaba”cocodrilo”. También hizo platos con caripatua, una tortuga de aspecto fantasmal.

En Las Mercedes vivía un señor que algunos llamaban “El Apureño”; otros, “El Chicharronero”. Colocaba  su mercancía en una bicicleta de reparto, tenía sombrero de cogollo y vestía unos pantalones arremangados que hacía resaltar sus alpargatas de suela de cuero. Cargaba todo el tiempo una vara (vera) de las llamadas “pardillo”. En las fiestas patronales, el Apureño bailaba joropo con todos sus aperos que lo identificaban como genuino llanero.

Una vez vi al Apureño en Aguaro fungiendo de pescador. Le pregunté por qué los otros  pescadores desechaban las caripatuas, y me dijo:

—Porque no saben que son sabrosas. Son feas por fuera, pero tienen carne de pollo por dentro.

 

Fue así cómo me traje una caipatua de Aguaro.

8

Las cosas han cambiado. Los morrocoyes están en vías de extinción; además de que la gente no quiere someterlos a un doloroso sacrificio. Los pasteles de pescado se imponen como un plato muy sano, muy sabroso y muy familiar.

9

La preparación de una comida con la participación de toda la familia es un acto muy religioso. Así lo entendían los personajes bíblicos cuando se reunían para compartir el pan y el vino, y mantener una conversación desde lo más hondo del espíritu.

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