LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA
LIBRO DE EDGARDO MALASPINA.




LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
2014

viernes, 4 de abril de 2025

EL MATAPALO

 

CASAS Y COSAS DE LAS MERCEDES DEL LLANO.

EL MATAPALO: REFUGIO DE FANTASMAS Y DESPECHADOS.

Edgardo Rafael Malaspina Guerra.

Fotografía: Edmundo de Jesús Malaspina Guerra.


1

Al  final de la calle “19 de abril”, perpendicularmente con la calle Tropezón; y para más señas, en las inmediaciones de la alcaldía de Las Mercedes, hay una casa, cuyo azul claro han hecho más claro las lluvias y los soles del tiempo. Un matapalo cubre parte del techo de la casa que siempre ha funcionado como expendio de cervezas , llamado por razones obvias “Bar El Matapalo”. Pero el nombre se debe al matapalo viejo, ya desaparecido, varias veces más grande que el retoño de ahora.

2

En el patio del local funcionaba una gallera los domingos. El propio bar tenía unas sillas frente un mostrador, desde las cuales se veía unos estantes con el menú ofrecido a los consumidores:algunas latas de atún, pepitonas, diablitos y galletas de soda.  Don Pedro, un señor del Oriente del país que llegó a Las Mercedes con el auge petrolero, era el amo del establecimiento, y él mismo lo atendía. Hablaba poco, pero siempre con  humor en el preciso momento.  Nadie lo llamaba por su nombre de pila, preferían decirle “Costilla e palo”. Epíteto que él aceptaba con una sonrisa. Los más cercanos le decían, simplemente, “Costilla”.

3

Los clientes preferían tomar  las sillas y sentarse bajo la sombra del matapalo viejo, cuyo tronco tenía un enorme agujero, oscuro y misterioso. El misterio creció, luego que dos figuras fantasmagóricas emergieran  de las entrañas del foramen, una madrugada, antes del canto de los gallos.

Ambos espantos se cubrían de sábanas blancas, dijeron los asustados vecinos que se asomaron por las rendijas de sus ventanas. Los espectros movían sus alas y emitían sonidos guturales, mientras corrían de un lado a otro. La policía se movilizó, pero, muy prudentemente, cuando cesaron los gritos y se ausentaron los espectros. En la mañana las versiones que circulaban eran contradictorias. Los agarraron, eran un par de borrachos bromistas, decían unos. Otros, místicos y espiritistas, argumentaban que los aparecidos confirmaban lo que decían los más ancianos: de ese hueco salen muertos. Incluso, una vez escuché a unos de esos asiduos visitadores de las montañas de Sorte, proponerle a otro de sus congéneres, con la seguridad que concede la protección de ciertas ánimas, lo siguiente:

—Vamos al Matapalo para beber toda la noche hasta la salida de los fantasmas. De repente quieren  entregar una botija con morocotas.

4

Cierto día de jolgorio,  un cervecero solicitaba que le colocaran, una y otra vez, “La máquina de cortar tontos”, de moda en ese entonces. Cuando alguien le reclamó y le dijo que dejara “la ladilla” con ese disco, el hombre , ya entonado, le contestó:

—Esa canción es alegre, y uno bebe para alegrarse.

Don Pedro, que escuchaba la conversación, intervino:

—No siempre la gente bebe para alegrarse. En la pata de esa rocola ha llorado más de un despechao con canciones de Javier Solís...

Y al cabo de unos segundos, don Pedro agregó:

—Y jipiao.                                                           

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