LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA
LIBRO DE EDGARDO MALASPINA.




LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
2014

sábado, 23 de agosto de 2025

LA CASONA DE LOS MALASPINA-GUERRA EN LAS MERCEDES.

 MEMORIAS MERCEDENSES

LA CASONA DE LOS MALASPINA -GUERRA.




Edgardo Rafael Malaspina Guerra

 

1

Un día papá nos dijo que nos mudaríamos a la avenida para la casa donde vivió Mamavira. Era una casona, cuya fachada e interiores ha cambiado con las distintas remodelaciones. La casona original, estaba  y está en el centro de la ciudad. Sus límites eran el negocio de Mario, el portugués, por el frente(Avenida Bolívar de por medio); y la bodega de Manuel Belisario, lateralmente (Calle Cedeño).

2

La entrada de la casona, ocupada hoy por la carnicería de Edgar, tenía un porche con unas gruesas columnas de madera, en cuyo lado izquierdo estaba una mata de cerezas; un jardín con muchas plantas, de las cuales la más grande era un árbol de caucho con sus grandes hojas y sus prominentes raíces que levantaban la acera.

3

La puerta de entrada era de madera con dos hojas y tenía dos ventanales, tipo colonial, también de dos hojas. El techo era de tejas,  y su peso hizo inclinar toda la casa hacia adelante, lo que ameritó la colocación de dos tubos horizontales  entre las paredes para corregir la desviación. Esos tubos de hierro los llamaban “perros”, en clara alusión a la unión sexual de esos animales.

4

En la sala estaban unos muebles de paleta que trajo la tía Carolina. Dos de esos muebles eran mecedoras. En el centro colocaron una mesita cubierta con un pañito de fibras de nailon, tejido por la propia Mamavira. En una esquina estaba un televisor de cuatro patas, cuya antena estaba en el patio. Esa antena había que girarla, de cuando en cuando, para que desaparecieran las rayas que impedía ver la programación. La tía Carolina sugirió colocar un cenicero de cobre en forma de hoja, como cuña, para estabilizar el tubo. Ese cenicero, decía la tía Carolina, había pertenecido al tío Chichí.

En la pared lateral colgaba un reloj de madera, que repicaba para dar la hora. Esos repiques llevaban la pátina del misterio de las campanas que irrumpen en el silencio de las noches.

La sala tenía dos puertas con cortinas. Una daba al corredor, y a otra comunicaba con el cuarto de nuestros padres.

5

En el cuarto de nuestros padres  estaban dos camas, un chinchorro, una mesa con un libro de los rosacruces de papá y un altar con iconos y estatuillas de santos, iluminado siempre con una vela. En la esquina del chinchorro de papá  colgaban los retratos de Mamavira y la tía Luisa Antonia.

Este cuarto comunicaba con el de la tía Carolina con su respectivo escaparate que guardaba sus tesoros,  para obsequiar en sus viajes, bajo cuatro llaves. Un retrato del tío Chichi estaba cerca de la ventana.

6

El corredor se convertía en dormitorio durante la noche. Allí colgábamos los chinchorros, todos los varones.   Frente a la cocina estaba el comedor. En tiempos de Mamavira la cocina estaba al lado y tenía una ventanilla paras pasar los platos servidos al comedor, que estaba allí donde se ubicaba la cocina cuando llegamos.

La cocina de Mamavira tenía un mesón de cemento con varios fogones con sus respectivas topias. Allí encontré, entre cenizas, un viejo libro con recetas culinarias, en italiano, que claramente perteneció a Mamavira. Lo cierto es que yo solo contemplaba en ese libro, sin  tapas y con sus hojas desencajadas, unas patas de rana.

Más tarde, cuando estudié fisiología, supe que la preferencia culinaria (por esos batracios y sus ancas)  de los italianos permitió a Luis Galvani descubrir la naturaleza eléctrica del impulso nervioso. Habló al principio de electricidad animal. Volta lo refutó, y estas discusiones científicas permitieron la creación  de la pila eléctrica.

7

Nuestra casona ocupa un sitial importante en los anales de nuestro pueblo, porque sus aposentos acogieron humildemente, pero de manera cálida y generosa a muchos artistas de relevancia nacional durante las veladas bailables de las fiestas patronales que en otros tiempos fueron motivo de elogios  en los medios de comunicación por sus eventos variados y fastuosos.

Por nuestra casa desfilaron cantantes de las grandes orquestas del momento  como la Billo's Caracas Boys, Los Melódicos y  Dimensión Latina.

 

Nota: En una fotografía de Edgar se muestra parte del porche de la antigua casona.

 

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