MEMORIAS MERCEDENSES.
EVOCACIÓN DE LOS PATIOS DE MI PUEBLO.
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
1
He visto un patio dividido con cuerdas
amarradas a pequeñas astas, semejante a esos mapas de los jefes militares, que dirigen
los combates para saber, exactamente, lo que ocupa el enemigo y lo que nos
pertenece.
Unos hermanos se disputaban la herencia y por
eso decidieron establecer fronteras muy precisas. ¡Con mi tierra no te metas!
Ese era un patio de la discordia, de la
guerra fratricida, que, sin embargo, me hizo recordar los patios de mi infancia para sentir gran alegría y
también gran tristeza.
León Tolstói en su relato “Cuánta tierra
necesita un hombre”, catalogado por muchos como una parábola digna del propio
Jesucristo, dice que solo necesitamos dos metros de tierra.
2
Una vieja canción rusa se pregunta con
nostalgia a dónde se va la infancia, hacia qué ciudades, qué hacer para que
vuelva y por qué no nos escribe cartas.
3
En mi corazón tengo varios patios, todos de Las Mercedes del Llano. En la
primera casa de mi infancia había uno encerrado con muros de bloques.
Albergaba gallinas y palomas, y en un lado tenía una tanquilla de agua que
apareció y desapareció como por arte de magia. Yo me entretenía con un pequeño
huerto. Los muchachos vecinos construyeron sobre un árbol una casa y se
desplazaban por lianas. Imitaban a Tarzán.
4
5
El patio de la abuela Matilde tenía un huerto
especial con plantas para tratar todas las enfermedades y para salir de las
situaciones más difíciles. El pasote para los parásitos, esta hoja para la
picadura de avispa y esta otra para conseguir dinero. En este patio escucho el canto
de un gallo giro pataruco y veo claramente a la abuela masticando tabaco, con un látigo espantando a los animales o
lanzándoles el maíz.
6
El patio de la tía Rogelia era grandísimo.
Eso creía yo porque ahora no me parece tanto. Algo así como un efecto Gulliver.
7
El último de mis patios es el de la escuela
Monseñor Rodríguez Álvarez. Muy espacioso y limpio, con almendrones y uvas de
playas, y corredores acogedores con pisos de cerámica.
8
Los
patios son los espacios cálidos de la infancia, parafraseando a Vicente Gerbasi, que invitan al recuerdo, a la reflexión y a la verdadera madurez: la de
sentirse siempre niño para poder entender al otro.
9
Los patios son espacios para el juego, el
esparcimiento, la concordia y la nostalgia.
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