CASAS Y COSAS DE LAS MERCEDES DEL LLANO.
DON MANUEL
TORRES Y SU RESTAURANTE.
Edgardo Rafael Malaspina Guerra.
1
En la entrada del pueblo, a una cuadra de la plaza
Bolívar, estaba ubicado el restaurante de don Manuel Torres, del que solo
quedan media pared tambaleante, unas láminas de cinc y un techo de enredaderas,
sobre el cual, de tanto en tanto, se posan los pájaros. La naturaleza, tarde o
temprano, reclama lo suyo.
Esas ruinas son la metáfora de que el tiempo levanta y
desgasta columnas, porque venimos de la noche y hacia la noche vamos. Así lo
poetizó Vicente Gerbasi.
Los humanos y las cosas tenemos fecha de vencimiento.
2
Don Manuel, con su guayabera “metía por dentro”, se
paraba en la esquina, allí donde se ve el poste de la electricidad, para
sostener una sobremesa con algún cliente. Estas charlas, por lo general, derivaban
en una discusión que el amo del restaurante
cerraba estentóreamente con un ¡Y PUNTO, CARAJOOOOOOO! Daba la vuelta y dejaba
a su contrincante con la palabra en la boca.
3
Más tarde, bajo los hervores de Baco, don Manuel
volvía a la esquina a la espera de otro interlocutor para aplicarle la misma
dosis del punto y todo lo demás.
Fotografía: Edmundo de Jesús Malaspina Guerra.
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