LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA
LIBRO DE EDGARDO MALASPINA.




LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
2014

miércoles, 23 de diciembre de 2015

LA NAVIDAD EN LAS MERCEDES DEL LLANO

NAVIDAD EN LAS MERCEDES DEL LLANO

Edgardo Malaspina

El sosiego de las  madrugadas decembrinas mercedenses  es interrumpido por el toque festivo de las campanadas de  la iglesia. De Paraguitos,  La Rochela   , 5 de Julio  y otros barrios la gente camina hacia la plaza. El pueblo despertó . Los mayores van a la misa, los más jóvenes a pasear, patinar  y  a lanzar traqui traquis ; pero casi todos irán a la venta de Mamila a probar las arepitas dulces y el café  reconfortante para vencer el frío y el sueño.

Matilde  de Calzadilla ( la popular, querida y siempre recordada Mamila, 14.03.1922) llegó a Las Mercedes proveniente de Guiría (Edo. Sucre), puerto del  Atlántico, donde confluyeron las razas y las lenguas. Los misioneros capuchinos lo fundaron en el siglo XVIII, los conquistadores lo hicieron bastión para partir en busca  de El  Dorado; los franceses antillanos lo usaron de escondite cuando huyeron de las represiones políticas; los indios formaban parte de las misiones religiosas;  de Africa llegó la mano de obra esclava; Ingleses   e hindúes también vinieron para labrar la tierra. Floreció la agricultura y el patua como idioma producto del cruce de gentes provenientes de distintas geografías.
El poblado tuvo sus momentos económicos  estelares que opacaron las guerras. En el siglo XX con la fiebre petrolera, el cacao deja de ser el rubro principal de explotación nacional.Sus precios bajan y su producción también. No hay trabajo y  la gente emigra a todos los confine del país tras la huella del oro negro. Es así como en los años cuarenta (del siglo XX) Mamila llega a Las Mercedes, donde la explotación petrolera estaba en su auge. Venía, junto a dos hermanas más, con sus padres Julianita Calzadilla  y Tomasito La paz. Tuvo muchos hijos: Leobaldo, Robin, Luis, Nelina y Eucaris. A ellos dirigió siempre palabras de cariño y el consejo en el momento preciso para enfrentar  las dificultades de la vida.

No hay persona nacida en Las Mercedes que no conozca aunque sea por referencia   a Mamila en una esquina de la plaza Bolívar. Sus bocadillos resumidos en una arepa portadora de la mejor culinaria oriental los devorábamos cual manjar de dioses en los preludios friolentos de los amaneceres mercedenses con misas de aguinaldo.
La alegría navideña  para muchas generaciones de mercedenses está asociada a la figura de Mamila, una mujer generosa pero enérgica. No es casualidad que su nombre germánico de pila, Matilde, significa “guerrero fuerte”.


 La multitud hace cola frente al kiosko humeante  por las sartenes con aceite hirviente. Las emanaciones de una gastronomía sencilla y sabrosa se esparcen por el ambiente navideño. El gourmet mercedense degusta parado o deambulando por la plaza de rejas y muros de concreto. Una mujer amable y con sonrisa bondadosa atiende al público. Así  quedó retratada Mamila en la nostalgia  de mi ya evanescente memoria infantil.


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