SOBRE LOS MÁS RECIENTES LIBROS DEL DOCTOR ADOLFO
RODRIGUEZ:
EL RAMAJE
Y
RAMAJES
DEL RECUERDO
Edgardo Malaspina
El Dr. Adolfo Rodriguez, Cronista Mayor del
Guárico, ha publicado recientemente dos libros
: El Ramaje, una novela que el autor define como rosa en el marco del auge petrolero ; y Ramajes
del recuerdo. Ambas obras, es indudable, tienen carácter
autobiográfico; no obstante, la primera se hace bajo el prisma de la literatura
romántica; mientras que la segunda la podemos ubicar en el contexto de las
crónicas. Dos perspectivas muy interesantes de observar una realidad única, por
cuanto el espacio y el tiempo donde se desarrollan las tramas de estos escritos son los mismos de manera
general.
La novela relacionada con la explotación
petrolera en Venezuela ha sido trabajada por Rómulo Gallegos, Miguel Otero
Silva, Ramón Díaz Sánchez y Pedro Sivira. Este último autor aborda el tema en Los fantasmas y los
residente y La WC Company , y ubica la
trama en el Guárico, precisamente en Las Mercedes del Llano.
Todos los anteriores autores hacen hincapié en
sus obras en la problemática social asociada a la explotación del petróleo: las
nuevas clases con sus viejas desigualdades, la opulencia y la pobreza como dos
caras de una misma moneda y el surgimiento y auge de pueblos que más tarde serán parajes fantasmas como
consecuencia de no haber sembrado el petróleo, parafraseando a Arturo Uslar
Pietri.
En El Ramaje el conflicto social está
presente, no obstante no es la línea magistral que recorre sus páginas. El tema
central es el amor, y vista desde la perspectiva de la más poderosa de las
pasiones humanas, resulta, entonces, un abordaje inédito.
Por otro lado, como
novela rosa también tiene su singularidad: su final no es el clásico cuando
triunfa el amor de manera material o corpórea , sino que pasa a un plano
superior: el espiritual o platónico, porque Nestor y Rosangela, personajes
principales, se aman sin estar jamás juntos.
Los sucesos se desarrollan en un poblado
llamado Las Marías; sin embargo, es fácil precisar que se trata de Las Mercedes
del Llano. El Ramaje era la pensión regentada por don Javier Rodriguez, el
padre del autor, en tiempos cuando Las
Mercedes petrolera se convirtió en un polo importante de atracción para una
gran masa de venezolanos provenientes de todos los rincones del país en busca
de mejoras socioeconómicas. Además, se mencionan a muchos mercedenses como personajes secundarios:
Enrique Hernández y su famoso Kiosko Rojo, el Mocho Celestino Ledezma, Rómulo
Ledezma, Chingo López, Paratebueno, el Chingo de la cauchera y el carpintero Márquez, entre otros.
Cabe destacar al personaje Cecilio Requena,
destacado médico que prestó sus servicios en varios pueblos del Guárico.
Rodriguez define a Requena como incansable sanitarista y venerólogo. Cito:
“Requena halló que siete de cada diez mujeres de las trabajadoras, en los
prostíbulos de Las Marías padecían malestar venéreo. No asistían al dispensario
ni se controlaban. Detectó casos entre hombres asiduos a tales recintos y se puso en campaña.
Apertrechado de su estruendosa voz y desaprensiva índole, se erigió en
calamidad para quienes comerciaban el sexo… Disconforme con la simple
estadística, se presentó con bata, maletín, caja de medicamentos y enfermera
hasta cada uno de los sectores
catalogados de lenocinio…”
En Ramajes del recuerdo Adolfo
Rodriguez habla de su infancia y primera juventud en Las Mercedes del Llano, a donde sus padres
se trasladaron provenientes de Santa María de Ipire. Con mucho cariño y ternura
el autor ve pasar nuevamente ante sus ojos
a todas aquellas personas de buenos sentimientos y gran nobleza que
rodearon sus primeros años, con el matiz idealizado que sólo otorga el
distanciamiento de los hechos en el tiempo y el espacio.
Rodriguez apunta: “Las
Mercedes del Llano no es una soledad. Ni
cuantos prosiguen allá ni quienes de lejos la celamos, hemos dejado de
quererla”.
Y en otro párrafo sobre
el mismo pueblo: “Aquí estuvo el absoluto. Nada faltaba allí. Si hubo un lugar
para la felicidad fue allí. Todo valía la pena. Grata era cualquier estación
del año o instante del día: cualquier amanecer, que hubiese la noche o planease
el sol en su cenit . Ruidos que convocaban fantasías. El mínimo rumor. Nada que
se pudiera despreciar. Estaban todos los tiempos y cualquier edad. Ardiente
utopía”.
Aquí cabe preguntarse por
la nostalgia como fuente primaria impulsora de la escritura como una de las
bellas artes. Unas frases puestas en boca de algunos personajes de El Ramaje nos dan una respuesta
afirmativa:
“-Que si no podemos hacer
lo mismo de antes, por lo menos recordarlo”.
“-Uno anda enterrado con
los colores y aromas de los primeros días, la casa, la familia. Tu cuna ya es
tu tumba”.
Los dos textos brevemente
comentados de Adolfo Rodriguez tienen gran fuerza poética y transmiten un
sereno mensaje de paz espiritual. Al leerlos
comprendemos mejor y admiramos
el camino recorrido por este ilustre guariqueño. El mismo que una vez
soñó una universidad para el Guárico y un centro de investigación para estudiar
el llano. Ambos anhelos desde hace tiempo dejaron de ser utopías.
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