Las Mercedes del Llano
entre versos y remembranzas
Manuel Abrizo
Un vistazo a los alrededores y al
ambiente de la plaza Bolívar
permite rastrear algunas de las
claves del pueblo: al frente, en el costado
oeste, está la Casa del Lugar, en la
que viviera don Modesto Manuitt y en
donde reside doña Olga Camejo Peraza
de Manuitt; en la esquina norte se
encuentra la casa comercial El candil
del Llano y, a un lado, la logia masónica.
Por esa misma cuadra está la sede
policial, y en la esquina contigua la casa
de Manuel Ascanio, un hombre que,
según el letrero de la pared, fue “poeta,
escritor, maestro, artesano, caminante y
orgullo del gentilicio mercedense”.
Por la misma acera de la institución
se halla la iglesia, construida sin muchas
pretensiones arquitectónicas en la
época de Pérez Jiménez; en la calle contigua
sobresale la zapatería del árabe
Adeb Darib Nasr, hundido en su taburete
entre tantos zapatos y correas.
Cuando Justo Chirino llegó a este pueblo
en 1946, desde Puerto Cabello, la
plaza no era plaza y Las Mercedes era
apenas un caserío de casas de barro y
techos de palma, tan pequeño que mataban
una res, la guindaban en un matapalo
y no vendían la carne en todo el día
porque había muy poca gente. Ahora
Las Mercedes ha crecido y tiene rostro
de pueblo, señala don Justo.
Don Justo es presentado como un
ejemplo de longevidad: tiene 92 años.
Nació el 28 de mayo de 1915 en
Mocoruca, un sector de La Vela de
Coro, estado Falcón. Aprendió a leer
por su cuenta y cuando “cogió conocimiento”
decidió conocer mundo y se
fue para Boca de Aroa y después para
Puerto Cabello. Por allí estuvo limpiando
platanales y ganándose la vida en
diversos oficios.
“Pasé más trabajo que un cacho en
un empedrado. Llegué a Las Mercedes
del Llano a las 11:00 de la mañana y a
las 3:00 de la tarde ya estaba trabajando”,
confiesa don Justo. Le dicen “El
turco” porque trabajó en una quincalla
con un árabe. Atribuye su longevidad al
trato bondadoso con todo el mundo y a
que no le ha hecho mal a nadie.
Nery Reyna Bastidas, bisnieto de
Jorge Carpio, a quien se le atribuyen los
primeros pasos fundacionales de Las
Mercedes del Llano, dice que su bisabuelo
se había instalado en 1868 en
las tierras llamadas La Atascosa, que
eran sabanas con pequeños morichales
y acuíferos. Don Jorge Carpio contaba
en su familia con tres mujeres llamadas
Mercedes (la madre, una hermana y una
hija), así que el punto que se fue formando
pasó a llamarse Las Mercedes.
Otras familias se instalan en la zona: los
Celis, Ávila, Lecumberres, Landaeta,
Infante, Sifontes, Reyna y Zerpa. Con
el siglo XX llegan otros apellidos como
los González, los Manuitt los Camejo.
Durante el siglo XX Las Mercedes
fue un caserío sin mucho renombre que
dependió política y administrativamente
de Chaguaramas y luego de Valle
de la Pascua. En 1938 la aldea es elevada
a municipio como parte del distrito
Infante, cuya capital era Valle de la
Pascua. En 1941 se descubre petróleo y
lo que era un pueblito apacible se ve
sacudido por el impacto del oro negro.
Llegan inmigrantes de oriente, de
Anzoátegui, de Falcón, de Valle de la
Pascua y de la cercana Chaguaramas.
“Las Mercedes comienza a ser pueblo
cuando llegan las petroleras. Hasta
1947, 1948, esto era monte y culebra”,
dice Nery Reyna.
La explotación petrolera trajo cierto
auge económico. Aumentó la población,
el empleo, creció el comercio y
proliferaron los bares con rocola.
Nery Reyna señala que “usted
encontraba billetes regados en la calle”.
Él mismo recogió varios billetes cuando
su padre Ramón Reyna lo mandaba a
hacer un mandado al bar Ayúdame a
vivir, regentado por don Telmo Celis
Tovar.
En el pueblo guariqueño,
dependiente por años de
Chaguaramas y de Valle de la
Pascua, cantó Pedro Infante
en la década de los cincuenta
Sabanas con pequeños morichales y acuíferos son parte de pueblo
A don Justo Chirino todavía le dicen “El turco”
El médico Edgardo Malaspina, actual
cronista de Las Mercedes, escribe en su
libro Retazos (breve semblanza de las
Mercedes del Llano) que un día de verano
de 1950 llegó Pedro Infante al pueblo.
El famoso cantante y actor
mexicano se alojó en el hospedaje de
doña Carola Márquez de Ledesma, ubicado
en la parte sur de la plaza Bolívar.
Cantó en el cine.
El mexicano ya era famoso en Las
Mercedes a través de las películas que
exhibían en el cine, cuyas funciones
eran anunciadas solemnemente por el
poeta Víctor Vera Morales. Se cuenta
que el charro recorría en bicicleta las
calles del pueblo, que hasta jugó pelota
con los niños y tuvo amores con más de
una muchacha.
Por esos años hasta la Billo’s Caracas
Boys fue a tocar al pueblo en el baile del
Grupo Escolar Monseñor Rodríguez
Álvarez.
En diciembre, refiere Edgardo
Malaspina, se cantaban aguinaldos, y en
la capilla se presentaban los pastores
metidos en vestidos floreados. En aquella
época se hizo famoso el estribillo de
un villancico dedicado a un texano
explorador de petróleo que vivió en el
pueblo, apellidado mister Hat: “Dame
mi aguinaldo / señor míster Jat / que el
año que viene / cantamos jajá”.
En los cincuenta las compañías petroleras
se marchan y Las Mercedes vuelve
a reencontrarse con su verdadero rostro
de sencillo pueblo llanero y los habitantes
retornan a los oficios de siempre: la
agricultura y la ganadería. Hoy se cultivan
cerca de 10 mil hectáreas de soya y
se producen mensualmente en verano
más de 121 mil kilos de queso.
Nery Reyna dice que en este pueblo
ha nacido una serie de personalidades
que le han dado renombre: Julio de
Armas, médico, hombre de letras,
ministro de Educación y rector de la
Universidad Central de Venezuela;
Freddy López y Ángel Ávila, dos famosos
intérpretes de la música llanera.
Manuel Ascanio fue un hombre culto,
viajó por toda Europa y llegó hasta
Rusia; era artesano, poeta, escritor, agricultor
y fabricaba jabón de tierra. Como
hombre sobresalía por su sencillez, vestía
de sombrero y alpargata.
Isaías Rodríguez, el fiscal general de
la República, nació en Valle de La
Pascua pero se crió en Las Mercedes, y
es señalado como un poeta nativo.
En el pueblo se recuerda con veneración
a María Rivas de Baduel, abuela de
Raúl Isaías Baduel, ex ministro de la
Defensa. Doña María fue una persona
querida e inolvidable, quien, como partera,
ayudó a más de mil mujeres.
Casitodo el mundo le decía “mamá María”.
El doctor Luis Manuel Camejo —
natural de Juan Griego, estado Nueva
Esparta, casado con Carmen Peraza
Manuitt— fue el primer farmaceuta
venezolano, según asegura su hija Olga
Peraza Camejo de Manuitt. Se graduó el
26 de septiembre de 1899. El título,
escrito en latín, se lo otorgó un instituto
francés, ya que don Luis estudió por
correspondencia y acudía a la Escuela
de Medicina de la Universidad Central
de Venezuela.
El doctor Luis Manuel Camejo —
natural de Juan Griego, estado Nueva
Esparta, casado con Carmen Peraza
Manuitt— fue el primer farmaceuta
venezolano, según asegura su hija Olga
Peraza Camejo de Manuitt. Se graduó el
26 de septiembre de 1899. El título,
escrito en latín, se lo otorgó un instituto
francés, ya que don Luis estudió por
correspondencia y acudía a la Escuela
de Medicina de la Universidad Central
de Venezuela.
En 1901 don Luis, convencido por el
reconocido médico Zamora Arévalo, se
traslada a Valle de la Pascua. Después se
residenció en Chaguaramas, desde
donde viajaba en mula a Las Mercedes
del Llano para atender consultas. Aquí
montó un expendio de medicina en un
rancho de palma construido debajo de
un matapalo.
El primer caso de leishmaniasis lo
detectó don Luis en las Mercedes del
Llano. Inmediatamente remitió al infectado
al Hospital Vargas en Caracas. Es
que más que médico y farmaceuta, don
Luis era un científico. Doña Olga, su
hija, lo vio en muchas ocasiones preparando
pócimas para los enfermos del
pueblo. Don Luis murió el 17 de julio de
1943, a los 62 años.
La casa de don Luis se convirtió con
el tiempo en un lugar donde se le brindaba
amparo y refugio a quien lo necesitara.
El que llegara se sentaba a comer. Y
sus hijos estaban obligados, so pena de
reprimenda, a saludar, a tratar con respeto
y consideración a quien acudía por
más pobre que fuese. Esa costumbre la
mantuvo Modesto Juvencio Manuitt
Manuitt, nacido en Chaguaramas, quien
se casó en octubre de 1944 con Olga
Mercedes de Camejo, a quien la unían,
además, nexos familiares por la vena
Manuitt; la había conocido en 1940.
Don Modesto Manuitt era de oficio
telegrafista. En Valle de la Pascua estudió
hasta sexto grado. En Chaguaramas
dio clases en la escuela de Inés
Villasana; luego, de 16 años, lo nombran
telegrafista en Libertad de Orituco.
Ejerció su profesión en Calabozo, San
Juan de los Morros, Barcelona y después
aquí, en Las Mercedes del Llano,
hasta que se dedicó al comercio y a la
pequeña ganadería.
Don Modesto comenzó a escribir en
la prensa escrita desde que se vio obligado
a responder las calumnias de un editor
caraqueño, quien en una revista con
el nombre de la última letra del alfabeto
calumnió a las familias Manuitt y
Peraza.
“Yo le dije ‘Escribe Modesto, tú
sabes escribir. No te vas a quedar con
esa rabia’. Le di una libreta, se puso a
escribir”, dice doña Olga.
Don Modesto le recordó al editor que
los Manuitt son descendientes del general
Francisco Manuitt Hernández, nativo
de Córcega, quien peleó con el
ejército Libertador y estaba casado con
Manuela García, hermana del general
Calixto García, héroe de la independencia
de Cuba. Y también del general
Celestino Peraza, de quien dicen fue
quien redactó la proclama del general
Cipriano Castro, aquella de “la planta
insolente del extranjero…”, cuando las
potencias europeas bloquearon las costas
venezolanas en reclamo de deudas.
Por lo demás, algunos de los bocados
que este editor ingiere, le recordó, proviene
de las límpidas sabanas guariqueñas
producidas por los Manuitt y los
Peraza.
Como articulista de los diarios El
Nacionalista, La Prensa y La Antena,
don Modesto acostumbraba a despedir
su columna, El candil de la Sabana, con
una copla llanera: “Ah malhaya quien
pudiera / con esta soga enlazar / al viento
que se ha llevado / lo mejor de mi cantar”.
Era un hombre sencillo, humilde,
humanitario. Decía que andaba con la
capotera terciada para el viaje definitivo.
Le dolía el derrumbe moral y económico
de Venezuela, la corrupción
política, el hundimiento de la democracia.
No le gustaba que le dijeran ni señor,
ni don. El Señor está en el cielo, y don es
de origen noble, argumentaba.
En uno de sus escritos íntimos trató
sobre la necesidad de ser inconformes y
de mirar hacia delante. Doña Olga lo
colgó en la pared para que lo leyeran los
hijos y nietos:
“Somos caminantes, peregrinos en
tránsito. Debemos, pues, sentirnos insatisfechos
con lo que somos, si queremos
llegar a lo que aspiramos. Si nos complace
lo que somos, dejaremos de avanzar.
Si no lo creemos suficiente,
volveremos a dar un paso. Sigamos,
pues, marchando, yendo hacia delante,
caminando hacia la meta. No tratemos
de parar en el camino, o de volver atrás,
o de desviarnos en la ruta. El que se para
no avanza. El que añora lo pasado, vuelve
la espalda a la meta. El que se desvía,
pierde la esperanza de llegar”.
“Es mejor ser un cojo en el camino
que un buen corredor fuera de él”.
Don Modesto murió en diciembre del
2000 con 84 años. Uno de sus versos
decía: “Hombre que tiene talento / brinca
pa´alante y pa´atrás / y como yo no lo
tengo / brinco pa´alante no más”.
Chirino y dos de sus amigos
NOVIEMBRE/2007 Geometría /
2 comentarios:
Aunque no nacie en las Mercedes del Llano me indentifico con ella. Algunos años pase en el pueblo y agunos personajes conocí. Modesto Manuit fue uno de ellos; hombre de buena conversa y experiencias inolvidables.
Muy acertada la investigación sobre la memoria histórica de nuestro terruño.Mi felicitacón.
Conocí de cerca a Don Modesto y a Doña Olga.Me consta que fue un padre ejemplar y tuvo una bella familia.Cuando ingresé a la Escuela Militar en 1963,le pedí que fuera mi fiador(En ese entonces,era requisito);él sin titubear,aceptó.En 1967,me gradué de Stte.,al llegar a Las Mercedes,le visité y le dije:Misión Cumplida Don Modesto.
Siempre mantuve una especial deferencia hacia él,siempre me orientaba y aconsejaba.
Dios lo tenga en la gloria Don Modesto.Un saludo a Doña Olga,e hijos.Como olvidar aquellos años de mi infancia,si Uds.me querían como a un hijo.Siempre les recuerdo,con cariño y afecto.
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