LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA
LIBRO DE EDGARDO MALASPINA.




LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
2014

viernes, 27 de junio de 2008

ESTUDIOS EN LAS MERCEDES

ESTUDIOS EN LAS MERCEDES

Adolfo Rodríguez

Cursé un extenso primer grado que comienza en San María y prosigue en la escuelita que regentaban en Las Mercedes las hermanas Chacín (Corere y Corita), ambas de Valle de la Pascua y una blancura en la piel que yo creía inmarcesible. Un techado de cinc a la entrada de una casa, con unas sillas de vaqueta y treinta o veinte muchachos y Corere diciendo algo desde el pizarrón mientras el arrapiezo que me quedaba al lado dibujaba mujeres desnudas. El sitio en la calle Colombia frente al kiosco donde estuvo la arepera El Hijo de la Noche. De allí pasamos a la Carlos del Pozo y fui reprobado, pero la maestra Anita reclamó, me hicieron unas preguntas y se me promovió. Fue como llegué al segundo grado, instalados ya en la recién edificada Escuela “Monseñor Rodríguez Álvarez”, donde comencé a llamarme Adolfo y nunca más fui Adonais de Jesús, como me bautizaron. Estaba pasando por allí la Revolución de Octubre con las maestras tomando decisiones, oyendo en los niños y enfrentadas al director, que según era Emilio Arévalo (el hijo, no el guerrillero). Y estando nosotros en fila en el patio, vimos que discutían con él y que relució un revólver y nombraron director a Eliseo Rodríguez. Confrontación entre adecos y medinistas, que poco nos rozó. Para que se supiera que las cosas mejoraban hubo un operativo y unos dentistas revisaron y sacaron muelas ante todo el mundo en la patio. La mía se me infectó. Anita fue mi maestra de segundo y de tercero Mercedes Medina de Vargas, que organizó una velada en la que bailé de indio. El cuarto lo inició el poeta Víctor Vera Morales, pero cayó el gobierno, lo encarcelaron y vino su hermana. Pero lo fascinante eran los recreos, en que nos íbamos todos a unos cerros de la parte de atrás formados al parecer con la tierra removida durante la construcción y nos dábamos unas furiosas “derrotas” con terrón. Fui jefe de una banda y Víctor Pérez Rojas de la otra. Sólo un día recuerdo haber visto allí los “gradotes”: el temido Alejandro Aular conversando con mis hermanos Alirio y Argenis. Eran compinches y jugaban Tarzán en una casa construida por Alejandro sobre un árbol en el patio de su casa. Aunque nos desquitamos Víctor y yo haciendo la nuestra en la casa de los Pérez Rojas. El quinto y el sexto fue como la madurez. Fue en la Carlos del Pozo. Una maestra en ambos grados a quien temimos y respetamos. Le gustaban los actos culturales y, coincidiendo uno con mi cumpleaños (3 de marzo) se hizo en mi homenaje y Alirio recitó para mí ”Nicanor era en la hacienda / el esclavo más cumplido”. Nos estimuló a escribir en las carteleras, organizó una biblioteca con donaciones, cada niño tomó un libro y me correspondió “La Divina Comedia” del Dante. Casi que la leo. Una de las reinas fue Gertrudis Carpio. Yo fui caballero de honor y leí versos. La directora se llamaba Esther Gusmán y nos dio acceso a la estantería donde guardaban las revistas Biliken y Tricolor. Esos deslumbrantes secretos que dejan más que todas las clases de todos los maestros.

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