LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA
LIBRO DE EDGARDO MALASPINA.




LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
2014

domingo, 30 de mayo de 2010

EL MOCHO CELESTINO LEDEZMA

EL MOCHO CELESTINO LEDEZMA

Por: Edgardo Malaspina

El 8 de septiembre del 2005 murió trágicamente en Caracas el Mocho Celestino Ledezma, víctima de un despiadado ataque del hampa común , esa miasma de la inseguridad que corroe las entrañas del país. A los 71 años de edad, el Mocho gozaba de una formidable salud a pesar de su pasión por el vino y el cigarrillo. Era uno de esos raros ejemplares del Síndrome de Churchill (Buena salud a pesar de los vicios ) que de no ser por alguna circunstancia fortuita suelen llegar sin dificultad a las cercanías de la centuria de vida .

Celestino nació en Las Mercedes del Llano el 23 de diciembre de 1933 en una de las primeras casas del pueblo denominada “Lontananza”. Su inquietud infantil rayaba el hiperkinetismo y eso lo llevó a perder una de las extremidades superiores. Pero su inquietud intelectual fue superior a la física y pronto se convirtió en un lector que devoraba libros tras libros. Con su insaciable sed de conocimientos y su infatigable curiosidad llegó a saberlo todo por lo que se hizo un muchacho incómodo para sus maestros y pronto quedó excluido del sistema : una prueba más del Principio de Peter. Así nació el autodidacta que llegó a ufanarse de haberle recomendada libros al propio Argénis Rodríguez.

Prefirió las obras de historia, filosofía y política. Estudió la Revolución Francesa, la Comuna de París y la Revolución Bolchevique. Admiraba a Rousseau, Mirabeau y a Robespierre . Se identificaba con el espíritu aventurero de Miranda , sobre quien escribió un ensayo con el cual ganó un certamen literario .Fue epicureista, pragmático y un revolucionario a carta cabal amante de una cultura denominada por él “etílica”. Decía como Aristófanes que las copas servían para refrescar el ingenio y pronunciar algo inteligente. Libaba sólo cervezas, a las que llamaba “voladoras” . Afirmaba que quien no bebe ni fuma , tiene la ventaja de morirse sano; pero igual se muere.

Consideraba el vuelo de Yuri Gagárin uno de los momentos más estelares de la humanidad y hablaba de ese acontecimiento como si hubiese sido testigo presencial. En música reconocía sólo la clásica. Amaba la novena sinfonía de Beethoven y Carmina Burana de Orff. La empatía del Mocho con este último canto se explica porque el mismo es reconocido como una crítica a las estructuras sociales, las costumbres tradicionales y una alabanza a la vida de los vagabundos. Y Celestino era un irreverente, un libertario y un errante que hizo suyas las palabras de Don Simón Rodríguez : “Yo no quiero parecerme a los árboles que echan raíces en un lugar, sino al viento, al agua, al sol, a todo lo que marcha sin cesar”.

Rafael Caldera alguna vez lo consideró su vocero y Caupolicán Ovalles dijo que valía la pena escribir su biografía porque era un contestatario de ideas brillantes.

3 comentarios:

Cualquiera dijo...

Excelente!!!, de hecho siempre he pensado que el pueblo de Las Mercedes en algún momento debería hacerle un merecido homenaje al Mocho, no solo por su trayectoria, sino por sabios consejos que algunos no quisieron tomar…Quizas el rumbo de nuestro pais seria otro.

Unknown dijo...

Leo esto con lagrimas en los ojos, mi padre El Mocho fue así como el "viento, al agua, al sol, a todo lo que marcha sin cesar”, por sobre todo fue libre de condicionamiento de todo lo escrito anteriormente, me gustaria escribir sobre el, realmente seria un libro muy interesante, entretenido e irreverente.

Gracias por esa letras

Carola Ledezma

D.Griman dijo...

Celestino estuvo en mi casa, en Turmero entre el 2001 y 2002. Era todo un personaje, pues decia lo que pensaba de las cosas y de la gente. No vacilaba en bautizar ipso facto a una persona en cuanto podia detallarle alguna característica. En mi caso mi apodo era "Nasa" (como la agencia espacial).Recuerdo que con su voz ronca, ya luego de unos tragos, me solía decir "deja el terrorismo" pues yo le escondía los cigarrillos para que no fumara tanto. Era rebelde para bañarse y le encantaba acostarse en el suelo porque decia que tomaba la energia de la tierra; no le importaba acostarse en el porche de algun vecino, pues era irreverente. Recuerdo que le encantaba comer frijoles bayos y sardina (verdaderamente era muy sencillo). Es una persona de la que valdría la pena realmente escribir. Pues errante como fue, dejó huellas por donde estuvo.