LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA
LIBRO DE EDGARDO MALASPINA.




LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
2014

domingo, 31 de enero de 2016

EL MOCHO CELESTINO LEDEZMA

EL MOCHO CELESTINO LEDEZMA



    El  Mocho Celestino Ledezma gozaba de una formidable salud a pesar de su pasión por el vino y el cigarrillo.   Era uno de esos raros ejemplares del Síndrome de Churchill  (Buena salud a pesar de los  vicios  )  que de no ser por  alguna circunstancia fortuita  suelen llegar sin dificultad a las cercanías de la  centuria de vida.
       
       Celestino nació en Las Mercedes del Llano el 23 de diciembre de 1933 en una de las primeras casas del pueblo denominada “Lontananza”. Su inquietud infantil rayaba el hiperkinetismo y eso lo llevó a perder una de las extremidades superiores.

 Pero su inquietud intelectual fue superior a la física y pronto se convirtió en un lector que devoraba libros tras libros. Con su insaciable sed de conocimientos y su infatigable curiosidad llegó a saberlo todo por lo que se hizo un muchacho incómodo para sus maestros y pronto quedó excluido del sistema   : una prueba más del Principio de Peter.  Así nació el autodidacta que llegó a ufanarse de haberle recomendada libros al propio Argenis Rodríguez.

    Prefirió las obras de historia, filosofía y política. Estudió la Revolución Francesa, la Comuna de París y la Revolución Bolchevique. Admiraba a Rousseau, Mirabeau y a Robespierre  .  Se identificaba con el  espíritu aventurero de Miranda , sobre quien  escribió un ensayo  con el cual ganó un certamen literario .

Fue epicúreo, pragmático y un revolucionario a carta cabal  amante de una cultura denominada por él “etílica”. Decía como Aristófanes que las copas servían para refrescar el ingenio y pronunciar  algo inteligente. Libaba sólo cervezas, a  las que llamaba “voladoras”. Afirmaba que quien   no bebe ni fuma, tiene la ventaja de morirse sano; pero igual se muere.

   Consideraba el vuelo de Yuri Gagarin uno de los momentos más estelares de la humanidad y hablaba de ese acontecimiento como si hubiese sido testigo presencial. En música reconocía sólo la clásica. Amaba la novena sinfonía de Beethoven y Carmina Burana de Orff. La empatía del Mocho con  este último canto se explica porque el mismo es reconocido como una crítica a las estructuras sociales, las costumbres tradicionales y una alabanza a la vida de los vagabundos. Y Celestino era un  irreverente,  un libertario y  un errante que hizo suyas las palabras de Don Simón Rodríguez : “Yo no quiero parecerme a los árboles que echan raíces en un lugar, sino al viento, al agua, al sol, a todo lo que marcha sin cesar”.

  Rafael Caldera alguna vez lo consideró su vocero, y Caupolicán Ovalles  dijo que valía la pena escribir su biografía porque era un contestatario de ideas brillantes.

Edgardo Malaspina


sábado, 23 de enero de 2016

DON MARIO PARRA


DON MARIO PARRA
Edgardo Malaspina
Sus composiciones han triunfado  más allá de nuestras fronteras. Sus grandes y contundentes  logros en el difícil arte de la música contrastan enormemente  con su sencillez y humildad. Se trata de Don Mario Parra, excelso poeta del llano, y quien según Miguel Pérez, el enigmático bardo de San Carlos, “es un fuera de serie a la hora de musicalizar versos”.

 En el inicio de su carrera artística le atrajo  el teatro, por lo tanto  Antón  Chejov y José Ignacio Cabrujas no le son ajenos con sus “Canto del Cisne” y el Baile detrás del espejo”. Pero su verdadera vocación  pertenecía al mundo de Orfeo.

En 1977  Mario irrumpe en la palestra de los ritmos y el canto. Frecuenta, en San Juan de los Morros, a un grupo de músicos consagrados. La grabación del próximo LP de Eneas Perdomo es el motivo de las reuniones. Asisten, entre otros, Braulio Palma, Carlos Parra, Octavio Seijas y el Indio Tenepe. Falta una pieza para completar el disco del cantor de Fiesta en Elorza; y Mario está escribiendo inspirado en una mujer bella de “grandes ojos, hermosos y negros”. Tímidamente propone sus estrofas, las cuales son aceptadas con reserva en calidad de “relleno”. El éxito fue total y el público catalogó el pasaje “Ojos Negros”  como la mejor canción del LP.

En lo más íntimo de su ser, Mario dedicó su primer triunfo lírico a su madre, Doña María Apolonia Tovar de Parra, quien se había marchado para siempre en 1956 . Desde Cabruta guió sus pasos por los senderos de la cultura .

 Mario hizo suyo el verso de Machado “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.  Por eso ningún rincón de Venezuela le es ajeno .Por eso una simple frase lanzada por su hermano David, cruzando el Orinoco, pudo servirle de motivo para componer “Romance de e paso e Caicara”, cantada por el Pico de Oro José Alí Nieves. Una pasión  en Caracas se convierte en “Lucerito compañero”. El recuerdo de “Ojos Negros” se transmuta en “Aquellos ojitos tristes”. Un amor ingrato que afecta  “un corazón noble y sincero” y que sólo se supera con gran fuerza de voluntad no es más que “Un recuerdo que te dejé”.

Las mejores voces  de la canta criolla han interpretado las letras o arreglos de Mario Parra: Eneas Perdomo, Ángel Ávila, Salvador Gonzalez, El Cubiro, José Alí Nieves, Simón Diáz, José Catire Carpio, Freddy López, El Pollo de Orichuna, Nelson Morales, Oswaldo Rey, Juan del Campo, Teo Galíndez, Braulio Palma; y agrupaciones como Un solo Pueblo y Los Corraleros de Majagual.


En el patio de su casa, allá en Las Mercedes del Llano, bajo la sombra de los árboles y entre cantos de aves, Mario Parra sigue la musa del pentagrama  y  fragua   versos elegantes dedicados a los paisajes naturales , a los sentimientos, a las pasiones humanas, y en fin, a la vida con todos sus altibajos, para deleite de Venezuela y orgullo de Guárico.

viernes, 1 de enero de 2016

CINCO PA LAS DOCE” O DE CÓMO CONOCÍ AL AUTOR DE ESA CANCIÓN


CINCO PA LAS DOCE” O DE CÓMO CONOCÍ AL AUTOR DE ESA CANCIÓN

Luego de una velada cultural en Calabozo nos reunimos a la vera de unos mangos para escapar del inclemente sol. Por allá, un poeta recitaba sus versos; en otro lado, un arpa sonaba; y más acá, una guitarra se oía.

Luis Alberto Sandoval, cantante de Valencia, con gran inspiración cantaba “La noche de tu partida”. Al finalizar, alguien preguntó quién era el autor de esa canción. Las respuestas fueron muchas. Uno contestó que era de un mexicano; otro, que de un peruano; y mientras se divagaba en las respuestas, el propio autor, Oswaldo Oropeza, sentado entre nosotros, escuchaba sin inmutarse y con humildad.
OSWALDO OROPEZA, el autor de CINCO PA LAS DOCE y muchos otros éxitos musicales se echó un trago de whisky, nos habló de sus canciones y las entonó para nosotros, un pequeño círculo de personas, lo que se traducía en un verdadero honor.

Nos habló de cómo se inspiró  para escribir su gran éxito, “5 pa las 12”, la infaltable canción de los fines de año convertida en un himno latinoamericano. “Siento que he cumplido ante la Historia con esta canción. Me siento feliz”, dijo. Luego explicó como el 1961 leyó en un periódico que Felipe Herrera, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, no tenía tiempo en medio de sus ocupaciones para ver a su madre. Por lo que la señora se vio en la obligación  de solicitar una audiencia oficial y hacer la cola, como todos los usuarios, para poder ver a su propio hijo.
Oswaldo Oropeza se preguntó si el trabajo, las ocupaciones  y las cosas materiales  pueden hacer que un hombre se haga insensible hasta con su propia madre, hasta el punto de no dedicarle unos minutos. Habló con tal sentimiento de nuestras progenitoras que se hizo un hondo silencio, y entre sorbos de licor rodaron lágrimas.

Oropeza le dio vueltas  a esta noticia y llevó al papel sus ideas. Había nacido “5 pa las 12”.
“Me gustaría regresar a Guárico y hacer uno gira con mis canciones”-dijo Oswaldo Oropeza. Corría el año de 1997, y su deseo no se cumpliría porque para diciembre 1998 los periódicos notificaban su muerte.


Edgardo Malaspina