RÉQUIEN PARA OLDMAN BOTELLO
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
1
Murió nuestro dilecto amigo y maestro Oldman Botello,
uno de los más grandes cronistas del país, intelectual con rango de
enciclopedistas, autor de casi doscientos libros , innumerables ensayos y artículos
de opinión ,miembro de varias academias , con múltiples premios y condecoraciones
por sus investigaciones y escritos.
2
Sobre cualquier tema que le consultábamos recibíamos
atentas explicaciones , misivas , citas y un muy oportuno material
bibliográfico. Estaba muy al tanto sobre
del quehacer histórico y cultural del Guárico, y nos acompañó en casi todos los
encuentros regionales con excelentes y originales ponencias.
3
A las reuniones de la Asociación Nacional de Cronistas
de Venezuela en los distintas pueblos y ciudades del país, Oldman Botello viajó
muchas veces con nosotros, junto al doctor Felipe Hernández y el profesor Fernando
Rodríguez . Era un honor y una delicia escuchar sus disertaciones sobre la
historia nacional y local. Un punto en la carretera le recordaba alguna
leyenda, una arbolada podía ser la entrada de un camino real, un caserío era
motivo de comentarios porque se relacionaba con algún personaje o un suceso
connotado apenas recordado.
4
Instituciones y personalidades han expresado sus notas
de duelo por la muerte de tan insigne historiador . La Asociación de Cronistas
de Venezuela manifestó estar de luto por la muerte de este destacado personaje “que
durante su trayectoria como Historiador, Cronista, Docente y Periodista se
distinguió por su ejemplo afecto y devoción a la investigación de la historia,
la crónica, la cultura y la educación”.
Adolfo Rodríguez, Cronista Mayor del Guárico,
escribió: “ Radar activo, generoso y eficiente ante la necesidad
del desarrollo de nuestro acervo intelectual. De donde su pasión itinerante que
lo conduce a infinidad de derroteros para consignar sustanciales aportes”.
5
Murió Oldman Botello y la tristeza nos invade. Vienen a nuestra memoria sus palabras de aliento
en algunos momentos difíciles de nuestras andanzas de cronista, sus escritos en
su Bitácora del Sur, sus certeros consejos y las amenas conversaciones bajo los
claroscuros de los atardeceres pueblerinos amenizados con un reconfortante quisqui.
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