LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO: MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA
LIBRO DE EDGARDO MALASPINA.




LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
2014

sábado, 9 de diciembre de 2017

DON TOMÁS RODRÍGUEZ

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA

Edgardo Malaspina

DON TOMÁS RODRÍGUEZ : LLANERO DE SOGA EN MANO

1

“Llanero que soga en mano sale a jugarse la  vida, alza la pierna al caballo y se acomoda en la silla. Le pone la vista al llano y emocionado suspira”. Cada vez que escucho Llanero de soga en mano de Ángel Ávila me es  inevitable comparar al héroe de este pasaje con Don Tomás Rodríguez:  de a caballo , con elegante sombrero, siempre dispuesto para cualquier maniobra propia de un rodeo; con un canto tras la manada , o  tumbando un toro en una faena de coleo en plena sabana.
2

Don Tomás llegó a Las Mercedes proveniente de Barbacoas, tierra de fundadores. En casi una centuria de vida vio pasar las penas y las alegrías del hombre que busca el lugar que le corresponde en el mundo al compás de los vaivenes del destino. Nació con el mismo siglo XX, en La Corona, cerca de Palma Sola, el propio día de San Tomás , 7 de marzo; por lo que a sus padres, Guillermo Rodríguez y Santiago Moreno les bastó consultar el calendario de los onomásticos a la hora de decidir el nombre del primogénito.
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Es apenas un párvulo de doce años cuando se enfrenta a la desgracia de ver morir a sus progenitores. Queda  con sus dos hermanos menores: Sebastián y Domingo. Junto a  ellos vivirá por algún tiempo para cumplir con la promesa hecha a su madre de no abandonarlos. Pero no está solo porque su hada lo puso en el camino de don Rafael Carvallo, hombre rico y bondadoso, quien lo acoge en su casa para brindarle la protección propia de un hogar. Allí encontró el calor familiar y el ejemplo de gente buena, condiciones que permitieron desarrollar su inteligencia natural, acrisolar su espíritu y forjar su carácter recio para las empresas difíciles y  los grandes retos venideros.
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Con cuatro lustros de vida, muchos deseos por superarse y una fuerza de voluntad férrea, Tomás contempla la inmensidad del llano y decide recorrerla. Una madrugada fría parte en su caballo con capotera, bastimento suficiente y cobija gruesa. Lo acompaña Dámaso Ramirez, su fiel amigo. No los amilanan los soles candentes, las noches oscuras y lluviosas, ni el horizonte infinito intimidante de las sabanas apureñas.


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 Tras cruzar parajes claros o intrincados de árboles, caños y andurriales hacen una parada en El Punzón, fundación de   los tiempos coloniales.  La idea es trabajar unos días para continuar la travesía; pero Dios dispone que se quede por muchos años. El dueño del hato, Amador Hernández, les ofrece trabajo. Tomás cumple con las   labores propias del campo entre mañanas de ordeño, pastoreos, doma de animales y reparación de cercas. La ocupación de peón es una escuela ardua que aprueba con dedicación y honradez. Esta pasantía le enseña la inapreciable lección de que puede llegar a ser también dueño de tierras  en un futuro no muy lejano.
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La esperanza y el amor son emociones y sentimientos cercanos, y pronto se casará con Prisca, sobrina de don Amador. Vendrán sus primeros hijos: Ulises, Mundo, Tomás y Celina. Vendrá nuevamente la desgracia con la viudez. Pero ya su piel y su mente están curtidas y preparadas para capear los vendavales de la existencia. Tendrá otros retoños: Haidee, Irmis y Rafael; antes de contraer nuevas nupcias con Rosa Elfraile. De esta unión provienen más hijos: Guillermo, Manuel, Osman, Zobeida, Pervis, Beder, Auspicio, Marisol, Mílvida y Rosa. Toda su prole es gente de bien, culta y trabajadora.
7
Desde Hato Viejo, su fundo, don Tomás arreará el rebaño de ganado hasta Garcitas en tiempos de sequía para abrevar en el Guariquito y el Caujarito.  Incansablemente hará este recorrido trashumante por seis décadas  tomando parte activa en las jornadas de los rodeos. Un dato curioso  nos habla de la vitalidad de don Tomás: el llanero del pasaje de Ángel Ávila asombra por su destreza con la soga a los setenta años; mientras que nuestro biografiado podía realizar  lo mismo con el cabestro, y además hacer una coleada efectiva de un enorme y bravo toro…a los ochenta años.
8
Don Tomás en las tertulias recordará a  sus tíos Calazán y Anselmo cuando practicaban el peligroso juego de las armas con machetes de tarama, una especie de espada antigua recta y filosa con empuñadura de plata. Hablará también del Manco Morillo, su tío abuelo por línea materna, quien exhibía con orgullo la pérdida de su mano como digno trofeo obtenido en plena batalla de Carabobo en el amanecer de la patria. Dirá que el ganado es factor principal en la hora fundacional de los pueblos, ya que en su búsqueda tras el agua encuentra los mejores predios para el desarrollo de la sociedad humana.
9
A los 94 años partió para las sabanas del cielo don Tomás Rodríguez, ilustre patriarca mercedense ,  filósofo autodidacto del llano.

FOTOGRAFÍAS

1.Don Tomás con doña Rosa. (Fotografía tomada del muro de la Dra. Marisol Rodríguez).

2. Don Tomás Rodríguez (del libro de don Manuel Figueroa “Recordar es vivir”).



           

sábado, 2 de diciembre de 2017

LA BATALLA DE LAMEDERO

LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
LA BATALLA DE LAMEDERO


Edgardo Malaspina
1
 El último combate en tierras guariqueñas en  el contexto de la guerra civil  durante el siglo XIX ocurrió en las inmediaciones de Las Mercedes del Llano, específicamente en el Caño de Lamedero, el 22 de marzo de 1899.  
2
 Don Manuel Aquino dice que los guariqueños prefirieron llamar esta refriega como la batalla del Morichal de los Lambederos, (término que ratifica y rubrica Pedro Días Seijas, )“porque más pueden el uso y la costumbre que las reglas gramaticales”. En esta  contienda participó el abogado y escritor Rafael Cabrera Malo. Fue hecho prisionero y terminó en la cárcel; pero la experiencia le sirvió de inspiración para escribir sus novelas “El reflejo de los remansos azules” y  “La guerra”.


3
En Lamedero fue derrotado en general Ramón Guerra (era famoso porque hizo prisionero al Mocho Hernández), quien se alzó contra el presidente de la República, Ignacio Andrade.


4
Don Eduardo Guevara me refirió que en el lugar histórico solían encontrarse restos de fusiles y proyectiles. Don Teodosio, el último bonguero de Las Mercedes del Llano y muy amigo de mi padre, en sus andanzas comerciales con sus burros y mulas, recogió material bélico, el cual utilizó para erigir un monumento en memoria de  los caídos, y aunque no es un dechado escultural castrense, si constituye un gesto de respeto y veneración por nuestra historia regional y un lamento por una tragedia fratricida sangrienta.
5
Precisamente don Teodosio me habló de los parajes a encontrar en el camino hacia Lamedero, tal vez sin orden rectilíneo, como suele ser todo en la vida: después de Mejo, Morichalito, Cascón, El Morichal de Simón, El Salao. Te vas encontrar con Agua Blanca, La culebra, el río Mocapra, bueno y Lambedero…
6
Una tarde el viejo jeep militar de Tonino nos lleva hasta Lamedero. Con las coordenadas de don Teodosio, convertidas en trazos que pretendían ser mapa, Frank Holder va ubicando los sitios. La carretera levanta piedras y polvo. El carro sin capote hace que nuestros rostros se cubran de amarillo.
7
Llegamos al Morichal de Lamedero. Nos recibe don Claro, quien tiene una parcela con animales cerca del caño. Atravesamos un piñal, cuyas plantas tienen hojas largas espinosas y frutos pequeños. Las  mismas cubren cual alfombra el caño y luego se alzan en una trama casi impenetrable. Pero es necesario caminar entre esa pared vegetal que produce escozor en la piel. Don Claro afirma que el piñal creció luego de la batalla: piñas de las capoteras de los soldados regaron el suelo fértil. Pueden ser también piñas salvajes, pienso. Don Claro conoce los pormenores del combate por tradición oral y empieza el relato:
-Eso fue hace tiempo, cuando en los ejércitos no decían ¡fiiiirmes!, sino ¡arrejunten las patas!

IMÁGENES
1.Cabrera Mala se hizo escritor después de la Batalla de Lamedero.
2 y 3 .Los libros de Cabrera Malo.
4. General Ramón Guerra, derrotado en Lamedero.

5. Casquillo de fusil encontrado en Lamedero  por quien estas líneas escribe.