LAS MERCEDES DEL LLANO Y SU HISTORIA
Edgardo Malaspina
DON TOMÁS RODRÍGUEZ : LLANERO DE SOGA EN MANO
1
“Llanero
que soga en mano sale a jugarse la vida,
alza la pierna al caballo y se acomoda en la silla. Le pone la vista al llano y
emocionado suspira”. Cada vez que escucho Llanero
de soga en mano de Ángel Ávila me es
inevitable comparar al héroe de este pasaje con Don Tomás Rodríguez: de a caballo , con elegante sombrero, siempre
dispuesto para cualquier maniobra propia de un rodeo; con un canto tras la
manada , o tumbando un toro en una faena
de coleo en plena sabana.
2
Don
Tomás llegó a Las Mercedes proveniente de Barbacoas, tierra de fundadores. En
casi una centuria de vida vio pasar las penas y las alegrías del hombre que
busca el lugar que le corresponde en el mundo al compás de los vaivenes del
destino. Nació con el mismo siglo XX, en La Corona , cerca de Palma Sola, el propio día de San
Tomás , 7 de marzo; por lo que a sus padres, Guillermo Rodríguez y Santiago
Moreno les bastó consultar el calendario de los onomásticos a la hora de
decidir el nombre del primogénito.
3
Es
apenas un párvulo de doce años cuando se enfrenta a la desgracia de ver morir a
sus progenitores. Queda con sus dos
hermanos menores: Sebastián y Domingo. Junto a
ellos vivirá por algún tiempo para cumplir con la promesa hecha a su madre
de no abandonarlos. Pero no está solo porque su hada lo puso en el camino de
don Rafael Carvallo, hombre rico y bondadoso, quien lo acoge en su casa para
brindarle la protección propia de un hogar. Allí encontró el calor familiar y
el ejemplo de gente buena, condiciones que permitieron desarrollar su
inteligencia natural, acrisolar su espíritu y forjar su carácter recio para las
empresas difíciles y los grandes retos
venideros.
4
Con
cuatro lustros de vida, muchos deseos por superarse y una fuerza de voluntad
férrea, Tomás contempla la inmensidad del llano y decide recorrerla. Una
madrugada fría parte en su caballo con capotera, bastimento suficiente y cobija
gruesa. Lo acompaña Dámaso Ramirez, su fiel amigo. No los amilanan los soles
candentes, las noches oscuras y lluviosas, ni el horizonte infinito intimidante
de las sabanas apureñas.
5
Tras cruzar parajes claros o intrincados de
árboles, caños y andurriales hacen una parada en El Punzón, fundación de los tiempos coloniales. La idea es trabajar unos días para continuar
la travesía; pero Dios dispone que se quede por muchos años. El dueño del hato,
Amador Hernández, les ofrece trabajo. Tomás cumple con las labores propias del campo entre mañanas de
ordeño, pastoreos, doma de animales y reparación de cercas. La ocupación de
peón es una escuela ardua que aprueba con dedicación y honradez. Esta pasantía
le enseña la inapreciable lección de que puede llegar a ser también dueño de
tierras en un futuro no muy lejano.
6
La
esperanza y el amor son emociones y sentimientos cercanos, y pronto se casará
con Prisca, sobrina de don Amador. Vendrán sus primeros hijos: Ulises, Mundo,
Tomás y Celina. Vendrá nuevamente la desgracia con la viudez. Pero ya su piel y
su mente están curtidas y preparadas para capear los vendavales de la
existencia. Tendrá otros retoños: Haidee, Irmis y Rafael; antes de contraer
nuevas nupcias con Rosa Elfraile. De esta unión provienen más hijos: Guillermo,
Manuel, Osman, Zobeida, Pervis, Beder, Auspicio, Marisol, Mílvida y Rosa. Toda
su prole es gente de bien, culta y trabajadora.
7
Desde
Hato Viejo, su fundo, don Tomás arreará el rebaño de ganado hasta Garcitas en
tiempos de sequía para abrevar en el Guariquito y el Caujarito. Incansablemente hará este recorrido
trashumante por seis décadas tomando
parte activa en las jornadas de los rodeos. Un dato curioso nos habla de la vitalidad de don Tomás: el
llanero del pasaje de Ángel Ávila asombra por su destreza con la soga a los
setenta años; mientras que nuestro biografiado podía realizar lo mismo con el cabestro, y además hacer una
coleada efectiva de un enorme y bravo toro…a los ochenta años.
8
Don
Tomás en las tertulias recordará a sus
tíos Calazán y Anselmo cuando practicaban el peligroso juego de las armas con
machetes de tarama, una especie de espada antigua recta y filosa con empuñadura
de plata. Hablará también del Manco Morillo, su tío abuelo por línea materna, quien
exhibía con orgullo la pérdida de su mano como digno trofeo obtenido en plena
batalla de Carabobo en el amanecer de la patria. Dirá que el ganado es factor
principal en la hora fundacional de los pueblos, ya que en su búsqueda tras el
agua encuentra los mejores predios para el desarrollo de la sociedad humana.
9
A
los 94 años partió para las sabanas del cielo don Tomás Rodríguez, ilustre
patriarca mercedense , filósofo
autodidacto del llano.
FOTOGRAFÍAS
1.Don
Tomás con doña Rosa. (Fotografía tomada del muro de la Dra. Marisol Rodríguez).
2.
Don Tomás Rodríguez (del libro de don Manuel Figueroa “Recordar es vivir”).
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