EVOCACIÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES DE LAS MERCEDES
DEL LLANO.
ERMG
1
En Las Mercedes, hoy 24 de septiembre, hay fiestas patronales
, aunque por lo que me dicen no son iguales. Las fiestas de nuestro pueblo
tenían carácter nacional: venía gente de todas partes a celebrar. Recuerdo a
muchos artistas que hacía sus espectáculos en las calles . Cerca de la barbería
de Angelino, al lado de nuestra casa, una vez se presentó un violinista argentino,
más allá estaban unos mariachis mexicanos con sus corridos tristes, y para no
quedarse atrás, la burriquita irrumpía entre la multitud alegre. Las noches
eran para la Billo, la Dimensión Latina, Natucha y otras orquestas y cantantes
que la política ha convertido en un sólo recuerdo. Los maratones, las carreras
de saco, el “palo ensebao”, las carreras de bicicletas, los payasos que andaban
en zancos o en una rueda gigante y otros espectáculos son parte de nuestras
acuarelas infantiles. La elección de la reina a través del conteo del dinero
que recolectaban era un acontecimiento que finalizaba en la madrugada con esa
peculiaridad única : La más bonita era la que recogía más real.
2
Los toros coleados eran imperdibles. Papá nos llevaba
en algunos de sus carros. Las terneras en muchas de las esquinas o barrios del
pueblo sólo pueden ser comparadas con las bacanales romanas, donde todos, independientemente
de su condición social comían, bebían y conversaban como amigos de toda la
vida.
3
Por las calles deambulaban los tahúres con sus envoltorios
de barajas , los dados con un vaso y una tabla que en un santiamén convertían
en una mesa. Nadie les ganaba, pero la gente insistía en seguir apostando.
También aparecían los prestidigitadores, esos tipos
que son unos magos con sus manos. Papá se alegraba porque las ventas mejoraban.
Una vez papá me dejó para que atendiera la carnicería mientras él salía por
diligencias. Se presentó un comprador que claramente era un forastero. Compró
un kilo de carne. Pagó y le di el vuelto. Luego me pidió que le cambiará unos
billetes grandes por unos más pequeños. Al final se marchó y cuando revisé la
gaveta sólo encontré unos pedazos de periódicos cubiertos con el billete de la
más baja denominación . El forastero era uno de esos prestidigitadores o
estafadores, maestros del paquete chileno. Papá armó un escándalo y no dejaba de repetir:
¡Hay que tener malicia, mucha malicia!
4
Mamá salía a veces con nosotros, compraba sus
bagatelas y nos daba monedas para jugar al tiro al blanco o tratar de ensartar
botellas forrada con billetes con unas argollas metálicas que siempre caían al
lado de los frascos. Una vez me monté en la rueda y al bajar estaba muy
mareado, pero igual le pedí dinero a mamá para seguir dando vueltas…
5
La abuela Matilde asistía a los actos religiosos y
aprovechaba para ir al cementerio. Más de una vez la acompañé para limpiar
tumbas y prender velas. Hasta el momento me pregunto el porqué de esa costumbre
fúnebre en plenas fiestas patronales.
6
El tío Nemesio era uno de las personas más contentas
en las fiestas patronales porque lo buscaban de la prefectura para darle
trabajo como policía. Mantener el orden
ante tanta cantidad de visitantes exigía la presencia de más agentes policiales
. Entonces veíamos a tío Nemesio con su uniforme marrón bien planchado, una
botas negras, una cachucha de oficial y un garrote terciado en la cintura. Tio
Nemesio decía que lo del trabajo era bueno, pero había un problema: No podía
echarse un trago, mientras los demás disfrutaban sus cervezas frías. Decía esto
y se reía.
7
Como dijo el poeta español Antonio Machado en unos versos
musicalizado por Joan Manuel Serrat :
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
FOTOGRAFÍA: Edmundo Malaspina
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